17 de marzo de 2011

Dentro de la botella (2 de 2)

Hace unos días revisábamos la lista de ingredientes de una bebida isotónica “de reconocido prestigio internacional” y la usábamos como patrón para examinar sus ingredientes principales.

Partiendo del agua a la que se le añadía una mezcla de carbohidratos de diferente configuración molecular, obteníamos una dulce bebida con la que reponer energía, pero llamábamos la atención en que en el esfuerzo no sólo vaciamos nuestras reservas de glucógeno, sino que por medio de la sudoración también perdíamos sales minerales (electrolitos) que necesitábamos reponer.

¿Por qué?

Fisiológicamente, los electrolitos más importantes son sodio, potasio, calcio y magnesio, por su importancia en el funcionamiento muscular y del sistema nervioso.  Regulan los mecanismos de hidratación de nuestro cuerpo así como el pH de la sangre, con lo que una carencia de estos elementos puede resultar en ver comprometido nuestro rendimiento deportivo y en casos más serios, hasta la vida.



A modo de recordatorio, volvemos a incluir el listado:

Agua
 hidratos de carbono (sacarosa, jarabe de glucosa deshidratada, maltodextrina)
 regulador de la acidez: ácido cítrico, citrato de sodio
fosfato de calcio - carbonato de magnesio - cloruro de sodio - cloruro de potasio
antioxidante: ácido ascórbico
emulsionante: almidón modificado
estabilizante: goma de acacia, aceite vegetal de copra, aceite vegetal hidrogenado de soja aroma natural  - colorante: beta-caroteno - vitamina B1.

Nos falta entonces…

Un regulador de la acidez, para controlar el pH, que será el ácido cítrico.   Por cierto, que pH significa “potencial de hidrógeno” y es una escala de graduación que va del 0-14.  Un pH de 7 es neutro (el agua, por ejemplo).  Menos de 7 es ácido y mayor de 7 recibe el nombre de básico o alcalino.

El ácido cítrico aparece en muchos etiquetados de alimentos de la Unión Europea bajo el código E330.  Da un sabor ligeramente ácido (pero agradable y que además se disipa rápidamente del gusto en boca) a la bebida, lo que ayuda a compensar el dulzor.  Sin embargo, no está aquí tanto por su sabor sino para mantener el pH equilibrado que evitará la proliferación de bacterias, aspecto importante desde el punto de vista sanitario pero también para preservar las cualidades organolépticas de la bebida (sabor, color, precipitación de sólidos…) ya que si el medio fuera muy ácido o demasiado alcalino, los componentes de la bebida se degradarían.

Pero en esta importante función reguladora del pH, el ácido cítrico no trabaja solo.  Requiere del citrato de sodio como complemento.  Juntos, este ácido y este citrato forman una solución tampón.  ¿Qué es esto?  Una solución que ofrece resistencia a los cambios en el pH, manteniéndolo prácticamente constante.  En un rol secundario, el citrato de sodio también aporta un toque de sabor de notas refrescantes.

Siguiente en la lista:  el aroma natural.  Esos destellos de sabores a naranja, limón o frutos rojos, que disfrazan la bebida.  Habría que invertir un poco más en este apartado, ¿no crees?


Pero, ¿y los electrolitos tan indispensables?

Esos “polvos mágicos” que se añaden a la bebida para mantener equilibrada la concentración de electrolitos en nuestro organismo son:

Fosfato de calcio, pues el calcio tiene un papel importante en los procesos de contracción muscular.  Para prevenir calambres, principalmente, aunque últimamente se añade también para combatir los posibles efectos erosivos de las isotónicas en el esmalte dental, tema que preocupa mucho más hoy día que hace unos años.  Pero la razón principal es la primera mencionada, vamos.

El carbonato de magnesio, como el calcio, es importante para el buen funcionamiento  muscular, previniendo calambres. 

Cloruro de sodio.  Aparte de reponer este mineral (el causante de lo salado de nuestro sudor), mejora el sabor y te hace sentir más sed, con lo cual beberás más y te hidratarás mejor. 

El cloruro de potasio.  Junto al sodio, el potasio es uno de los electrolitos que más perdemos al sudar.  Como los anteriores ya mencionados, también tiene efecto en la prevención de calambres musculares y almacenamiento de energía.  No debe faltar en la bebida isotónica pues a diferencia de otros minerales, el potasio suele ser escaso en nuestra dieta.

Peccata minuta…

Antioxidante: ácido ascórbico o vitamina C.  Aquí, en cantidades insignificantes nutricionalmente.  No lo incluyen para ayudarte a prevenir resfriados, sino porque ayuda a preservar durante más tiempo el producto embotellado.

Emulsionante: almidón modificado.  Le confiere una textura y viscosidad uniformes a la solución.  Es también un estupendo estabilizante aunque se vea superado por la goma de acacia a la hora de hacerle frente a los cambios de temperatura.

Estabilizante: goma de acacia, también conocida como goma arábiga.  Proporciona estabilidad a la solución para que no  se separen sus elementos grasos (aceites colorantes o extractos aromáticos) cuando tiene que estar almacenado y en reposo durante largo tiempo, especialmente en condiciones de refrigeración.

Aceite vegetal de copra, no es ni más ni menos que aceite de coco.  De relativa reciente aparición en bebidas para deportistas, fruto del esfuerzo de la industria alimenticia que busca constantemente cómo darle salida a algunos productos.  Aporta esa “turbiedad” que hace que las bebidas no tengan una apariencia cristalina (que haría que pareciera un fregasuelos), sino que causen el efecto psicológico de contener más sustancia y ser más nutritivas.  En la industria alimentaria saben mucho de psicología…

Aceite vegetal hidrogenado de soja.  Previene que los aceites cítricos floten la superficie.

Colorante: beta-carotenoPigmento naranja que se encuentra en frutos de ese color.  Es lo que le da el color a las zanahorias, calabaza, pimientos rojos…

La vitamina B1 es necesaria para metabolizar los carbohidratos.



Con toda esta química, lo que cobran por ella y los residuos plásticos que genera, no es de extrañar que muchas se animen a prepararse sus propias bebidas isotónicas caseras.  De vida más corta que su versión industrial, deben consumirse al poco de prepararlas y entre sus ingredientes nunca falta el bicarbonato de sodio (fácil de encontrar en cualquier supermercado, en la sección de levaduras y harinas), sal, azúcar y zumo de limón.  En internet se pueden encontrar recetas y variaciones al gusto de todos.  Eso sí, hay que tenerlas muy ensayadas antes de llenar con ellas el bidón en tu próxima carrera para evitar sustos y contratiempos inesperados.  Sobre todo quienes tengáis estómagos delicados, ya que el bicarbonato, aparte de gases, puede producir irritación estomacal.

También es cierto que las bebidas isotónicas no dejan de tener su lado de “fenómeno cultural”.  Objeto de millonarias campañas publicitarias, muchas de ellas protagonizadas por atractivas caras del deporte de élite, podría pensarse que son un producto indispensable, cuando lo cierto es que su consumo nunca ha sido tan elevado como en los últimos años.  Para entrenamientos ordinarios, con temperaturas de frías a moderadas (es decir, cuando no se espera sudar en exceso), o que no se prolonguen durante mucho tiempo, la reposición de líquidos y electrolitos puede provenir a través de la dieta, prestando atención a los carbohidratos que se ingieren antes de entrenar y a los alimentos que se consumen a lo largo del día y que deben formar parte de una dieta variada.

2 comentarios:

jaimescolano dijo...

Interesante desguace del percal Atalanta. Bueno recordarlo sobre todo ahora que llegan los calores y por aquí es muy necesario saber qué consumir. Cuídate.

AtalantasWeb dijo...

Te dije que era un tocho, jajaja. Ya me pasarás tu receta particular del Bálsamo de Fierabrás...