3 de agosto de 2010

¿Tú corres y él no?


No son pocas las parejas que se encuentran en la situación de que es ella quien corre y no él.  Hasta ahora, en nuestras sociedades, lo usual ha sido que la mujer se inicie en el deporte  de la mano de una figura paterna o de su pareja sentimental.  Pero las cosas están cambiando…  

Si este es tu caso, tal vez se deba a que probablemente ya corrías cuando conociste a tu chico.  O quizá empezasteis juntos a ejercitaros y sólo tú has persistido.   En vano has intentado convencerle para entrenar pero… correr no es lo suyo.   Y a partir de ahí han surgido algunas diferencias entre vosotros debido a que tú necesitas salir a correr en tu tiempo libre (que él reclama) y al mismo tiempo no quieres descuidar tu relación.  Pues bien, una vez que te hayas hecho a la idea de tendrás que correr sola o en compañía de otros que no son él, el panorama no tiene por qué ser malo del todo.  Incluso puede tener sus ventajas...  Como pareja, no os hará mal contar con parcelas de actividades separadas.  

Entonces, ¿qué hacer si no podéis compartir las horas de entrenamiento y el trabajo, los estudios, la casa, la familia, etc. se llevan el resto de tu tiempo libre?

Propongo algunas ideas para que ser una Atalanta no tenga consecuencias negativas en tu relación:
  • ¡No renuncies a tus entrenamientos!  Intenta encajarlos en esas horas del día en que inevitablemente tengáis que estar separados.  Mientras él practica otro deporte, sale con sus amigos o atiende compromisos regulares de trabajo o estudios, tú puedes aprovechar sobradamente dos horas al día cuatro a seis veces por semana para cumplir con el plan de entrenamiento que te has propuesto.  Otra opción es madrugar un poco y levantarte antes.  Eso sí, sé discreta con la alarma del despertador para no perturbar su sueño.

  • Comparte con él tus distintas sensaciones al correr.  No todos los días son iguales y que cada salida te aporta sensaciones nuevas.  Unas veces correrás con más energía; otras llegarás a casa extenuada o, por el contrario, eufórica.  Cuéntale el paisaje que has visto, las personas o animales que te has encontrado en tu recorrido…  Creo que queda claro que la palabra clave es comunicación.

  • Si acostumbras entrenar por algún paraje especialmente bonito en parques o montes, de vez en cuando invítale a dar un paseo contigo.  ¡Caminando y sin cronómetro!  Ganarás por todos lados:  caminar es un ejercicio estupendo que complementará tu entrenamiento.  Percibirás el mismo paisaje con otros ojos, reparando en detalles que cuando corremos nos pasan por alto.  Incluso te servirá para investigar nuevos recorridos.  Si el sueles salir fuera del casco urbano de tu ciudad, es muy aconsejable que él conozca los parajes por los que te mueves por si alguna vez necesitas ayuda ante algún contratiempo.  
  •  Cuando llegues a casa, quítate la ropa sudada y dúchate lo antes posible.  Las mallas ajustadas te quedan divinas, pero el preferirá siempre hundir su cara en tu cuello cuando te pones su perfume favorito.  Cuidar los detalles es importante.
  • Sé ordenada con tus accesorios de correr.  No invadas su espacio o las zonas comunes con tus zapatillas, gorras, guantes, bolsos, mochilas…  Simplemente, no.
  • ¡Hazle partícipe!  Si no puede ser tu liebre, involúcrale para que sea tu “asesor” de estilo.  Obviamente, tú chico tiene un gusto excelente; por algo te ha elegido a ti.  Pídele consejo a la hora de elegir tu atuendo deportivo, combinar accesorios, colores, etc.  Él te dará una visión más real de la que pueda darte el espejo o el vendedor de la tienda que querrá que te lo lleves todo.  Sin embargo,  en la elección de tus zapatillas, el único criterio que importa es el tuyo.
  • Si sueles asistir a competiciones, él puede ser de grandísima ayuda.  Posiblemente, no tener nada que hacer le hará sentir desubicado o fuera de lugar.  En cambio, si tiene una función que hacer, seguramente se sentirá menos intimidado entre tantos desconocidos y disfrutará más del ambiente que suele haber en las carreras.  Podrá encargarse de tus desplazamientos en coche y encontrar con más acierto una plaza de aparcamiento mientras tú te bajas del vehículo y ganas tiempo para hacer tus calentamientos y concentrarte.  También puedes pedirle que custodie tus pertenencias, que se ocupe de recoger tu dorsal y hasta de fijártelo en la camiseta (lo mismo para con el chip en  la zapatilla).  No olvides luego dedicarle una gran sonrisa en las fotografías que te haga en las líneas de salida y la de meta.  Para él, no habrá corredora más guapa que tú.  Y él estará encantado de que después le vean contigo tomados de la mano.

¡Suerte, Atalantas!

2 comentarios:

Lide dijo...

¡Este es nuestro caso! En casa, soy yo la que le ha dado por correr, y mi marido alucina conmigo, no se puede creer los palizones que me pego y encima disfrutando, jaja... Me ha dado por hacer carreras y el pobre me sigue resignado, ¡qué remedio! Se encarga de aparcar, de guardarme la ropa, traerme agua, se ocupa de los niños, me animan...

Acabo de saber de tu web en el foro de la Behobia y me ha encantado, hacía tiempo que andaba buscando una web de corredoras. ¡Muchas gracias!

AtalantasWeb dijo...

Estimada Atalanta Lide:

¡Muchas gracias por tus palabras! Como verás, el sitio de momento es muy pequeñín, tanto el blog como el resto de la página web. Pero si continúas visitándonos lo verás ir creciendo poquito a poquito.
Lo que más deseamos es que sea algo participativo entre todas.

Como bien sabes, correr es un verdadero gozo. Pero si encima tienes en casa o al borde del camino a una familia que te apoyo y anima, entonces ¡miel sobre hojuelas!