Castro Urdiales |
El plan era perfecto: teníamos el hotel en la playa, mesa reservada para comer un cocido montañés en Mesón Chimbo y una visita a las cuevas de Altamira en Santillana del Mar. Pero como las barras de pintxos en Castro no hay nada… Si alguna vez me pierdo, que me busquen allí. Baretos pequeños a los que hay que entrar a codazos sólo para quedarse con cara de tonto ante la oferta de delicias que presentan en barra. Más las que preparan al instante en cocina… Es un querer y no poder…
Claustro románico de la Colegiata de Santillana del Mar |
Lo que me lleva a la carrera.
Nuevos amigos. Foto: Rubén Fueyo |
Para cualquiera que me conozca un poco, sabe que tengo afición por las palabras, en el sentido más técnico y científico posible. Todos tenemos nuestras perversiones, así que no me juzguéis. Por eso, RAE para mí ya NO es más la
Una que ya ha recorrido mundo en esto de las carreras y ha tenido oportunidad de ver algunas desde dentro, sabe que no todas las carreras son iguales. ¿Cómo podrían serlo, siendo el género humano tan diverso? La Trail RAE es su gente. Es José Blas, su infatigable creador que hace seis ediciones soñó con hacer una carrera por montaña. Son los voluntarios, gente local y generosa que no escatima horas ni trabajo con tal de que se quede todo bien hecho. Y es una clase política, representadas aquí por el Ayuntamiento de Castro Urdiales y la Junta Vecinal de Otañes, que están a la altura de su pueblo.
Y también los corredores. Ya he dicho que el año pasado también participé en esta carrera. Pues bien, prueba de que “somos quienes somos” y no otros, es que otra vez y en las mismas cuestas me vuelvo a encontrar los compañeros de subidas y bajadas del año pasado. Más algunas caras nuevas, venidas de Italia, de Inglaterra o de Burgos, que ha sido grato conocer.
Una carrera internacional, con corredores desde Italia. |
¿Cómo es la Trail RAE? Esta carrera hay que hacerla, no leerla. Pero es verde y azul. Su dureza no te quiebra sino que te hace más valiente. Tiene barro, pero el río que cruzas te deja limpio. Tiene cumbres abiertas en las que corres junto a caballos y luego hayedos con juegos de sombras.
¿“Cantabria infinita”? Sin duda. Porque aunque los 34 km acaban en meta y los días de vacaciones llegan a su fin, Castro-Urdiales y Otañes siempre estarán allí para quien quiera acercarse a conocerlos y recorrerlos.
¡¡Tengo que volver a buscar las zapatillas!! |