Usain Bolt y Haile Gebrlassie |
¿Somos todos iguales? |
El entrenamiento puede transformar unas fibras de un subgrupo en otras, para que respondan de forma distinta a la velocidad, la fuerza o la fatiga, siempre y cuando sean del mismo grupo principal (I o II). Así, las fibras rojas no podrán convertirse en blancas ni viceversa. Las atalantas contamos con todos los tipos de fibras musculares, aunque en distinta proporción, según lo recibido de padres y abuelos.
Pero la ciencia avanza... Y quizá no esté muy lejos el día en que se pueda llegar a alterar los genes que hemos recibido en herencia. Y, cómo no, el deporte se aprovecha de estos progresos. Por ejemplo, hace ya años que se hicieron experimentos en ratas inyectándoles IGF-1 y miostatina (ambas designan las hormonas y al gen que las codifica) para regular el crecimiento muscular, obteniéndose en laboratorio roedores visiblemente más musculados que sus compañeros no modificados. Los efectos en los humanos aún no han sido ampliamente estudiados, pero todo hace pensar que una manipulación de estos genes conduciría a resultados parecidos.
Al ratoncillo de delante se le inyectó un gen modificado que lo hace más fuerte y grande que a su compañero de detrás. |
Asimismo, también es posible fabricar adorables ratoncillos capaces de correr el doble de la distancia que se esperaba de ellos, sin acusar apenas cansancio. ¿Cómo? Modificando el gen PPAR-Delta que determina el mecanismo de nutrición de las células de contracción lenta, consiguiendo que la fuente de combustible preferida sea los lípidos antes que la glucosa.
Lo que no sea posible hoy no implica que no se pueda conseguir mañana. Aquí apenas hemos apuntado a un par de genes, pero debe de haber muchísimos más, determinantes en el rendimiento físico para un deportista. Lo que hoy se investiga para curar la hemofilia, diabetes, distrofia muscular, obesidad mórbida, entre otras enfermedades, otros lo utilizarán de forma fraudulenta, tratando de conseguir a cualquier precio “el próximo récord”, indolentes de que se pierdan unas cuantas vidas en el camino.
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